El viernes se inauguró la exposición Dreams on Wheels en el Museo de la Ciudad de México. Fue inaugurada por los Príncipes de Dinamarca y Marcelo Ebrard y afortunadamente pude estar presente. Está excelente. Si quieren entender el bien la ideología ciclista danesa -la cual dista mucho del concepto actual que tenemos del ciclismo- es una gran oportunidad de tener añadir una nueva idea a nuestro abanico de posibilidades y conocimientos. No llevé cámara porque temía que no me dejaran entrar o que me trataran como periodista, pero ya en el lugar, todo mundo traía una. Ni modo.
Pero el sábado, la embajada Danesa organizó una fiesta en la condesa. Se sirvieron las Carlsberg's, las VitaminWater, el vino y los destilados, acompañados de un par de jóvenes que adornaban el lugar con música; una cantaba y el otro soltaba sonidos sintéticos.
Ajá, mientras más pequeño el lugar, más rápido se entiende la gente
Y bueno, no sé si fue políticamente correcto haber invitado a un duo alemán a una fiesta danesa. Tienen historia en la Segunda Guerra Mundial y no se llevan muy bien que digamos.
Pero bueno, la chica cantaba increíble y el brother si estaba medio conceptual con sus mezclas, pero no sonaba tan pretencioso. Bien.
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